No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

domingo, 24 de julio de 2011

EN EL POLEMISTA HASTA SEPTIEMBRE


A favor de los toros de Jesús Mosterín, y la tauromaquia.


La nación inventada de Arsenio e Ignacio Escolar, y los mitos nacionales.


Las torres del honor de Gabriel Cardona, y el papel del Rey en el 23F.


La Santa Ignorancia de Olivier Roy y las revueltas en el mundo árabe.


La España de los otros españoles de Carles Bonet y el encaje de Cataluña en España.


El Planeta de los estúpidos de Juan López de Uralde, y el ecologismo que viene.


¡Indignaos! de Stéphane Hessel y los últimos coletazos del siglo XX.


Belgistán de Jacobo de Regoyos, y el nacionalismo que viene.


2011, La Revuelta árabe en Vanguardia Dossier(nº39) y el estado de la cuestión.


El espejismo nuclear de Marcel Coderch y Núria Almiron y, ¿Nuclear? No sé, gracias.


Yo maté a Sherezade de Joumana Haddad, Las tradiciones que no amaban a las mujeres de Mª. Teresa Gómez-Limón.- La Mujer en mundo árabe y el feminismo que viene.


Catalunya, España. Encuentros y desencuentros de José Enrique Ruiz-Domènec, y la desafección creciente.


Europa contra Europa de Julián Casanova y la amenaza totalitaria.


La mort de Bèlgica de Marc Gafarot, y en busca de Cataluñistán


Toros sí de Salvador Boix, y la defensa de la tauromaquia


La república islámica de España de Pilar Rahola, Nómada de Ayaan Iris Ali, y el Islam en Occidente.


De cómo la CIA eliminó a Carrero Blanco y nos metió en Irak de Anna Grau, El amigo americano de Charles Powell, y el papel de EEUU en el franquismo y la Transición española.


La belleza y el dolor de la batalla de Peter Englund, y el universo sentimental de la historia.


Palabras como puños dirigida por Fernando del Rey, y la visión objetiva de la Segunda República.


Entender la guerra en el siglo XXI de F. Aznar Fernández-Montesinos, El Club de Lectura de los Oficiales Novatos de Patrick Hennessey, y la guerra que viene.


Comer animales de J. Safran, Los productos naturales ¡Vaya timo! De J.M Mulet, Lo que hay que tragar de G. Duch, y, ¿Pensamos lo que comemos?


¡Comprometeos! De Stéphane Hessel y los movimientos de Indignados.


China, poder y fragilidad en Vanguardia Dossier (nº40), y las dudas sobre su futuro.


La historia desde mi balcón de Tomás Alcoverro, y el testimonio directo de los acontecimientos.


Noves glòries a Espanya de Vicent Flor, y, ¿es anticatalana la identidad valenciana?


sábado, 16 de julio de 2011

Noves glòries a Espanya de Vicent Flor, y, ¿es anticatalana la identidad valenciana?

La tesis central que defiende Vicent Flor en Noves glòries a Espanya (E, Afers) sería la siguiente:
El conflicto que a causa de la difícil adaptación del tardofranquismo y la transformación profunda de la estructura económica en la Transición, surge entre dos concepciones antagónicas de la valencianidad como son el fusteranismo (basado en el pensamiento de Joan Fuster que propugna abiertamente que la identidad catalana es la misma que la valenciana: «No es que la bandera valenciana sea igual que la catalana. Es que es la misma. Al igual que la lengua, y tantas otras cosas»), y el blaverismo, (reacción a los primeros y defensores de la particularidad valenciana, exaltación de lo español y regional frente a lo catalán). De esta batalla saldrán vencedores los segundos hasta el punto de que hoy, más de tres décadas después, el blaverismo ha impregnado de tal manera la realidad de Valencia que a través de la simbología, los medios de comunicación, los rituales regionales… ha logrado dominar todos los aspectos y ámbitos de realidad valenciana. Y precisamente, al análisis de los orígenes, desarrollo, movimientos y actuales comportamientos del blaverismo es a lo que está dedicado Noves glòries a Espanya.
“El populisme blaver, a més, radiografiarà la societat valenciana amb una visió maniquea i simplista, dualista. D’ una banda, tindríen el poble, la gran majoria de valencians “autèntics”, als quals s’apela a la defensa unitària de la valenciania (…), i, d’una altra, la minoria de “renegats”,”enemics de València” i al servei de l’ “imperialisme català”.
Traducido: “El populismo blavero, además, radiografiará la sociedad valenciana con una visión maniquea y simplista, dualista. Por un lado, tendrían el pueblo, la gran mayoría de valencianos “auténticos”, a los que se apela a la defensa unitaria de la valencianidad (…), y, por el otro, la minoría de “renegados”, “enemigos de Valencia” y al servicio del “imperialismo catalán”.”
Y es que en efecto, Vincent Flor considera que este populismo regionalista se nutre de la intransigencia, el victimismo, la manipulación… para anular por completo el elemento modernizador y progresista implícito en el fusteranismo.
Es sin duda la parte documental de la obra su punto más fuerte. La profusión de datos, nombres, citas… hacen de este libro un probable referente para el estudio de la realidad valenciana de hoy en día aunque habrá que tomarlo con calma porque la crítica, a veces con nombres y apellidos es verdaderamente brutal. En este sentido no tiene desperdicio el capítulo Els “cabdills” carismàtics: Lizondo, Rita i Sentandreu. El título lo dice todo, seguro que a los aludidos no les ha gustado.
Hay elementos del libro de gran interés y quizá por ello especialmente discutibles. Por ejemplo, en el análisis del origen de la nacionalización española en Valencia (como comunidad imaginaria adherida al concepto de estado-nación):
“El procés de nacionalitzacio espanyola, doncs- malgrat l’altíssim nivell d’analfabetisme al Pais Valencià: 46% de masculí i 70% de femení el 1867 (…), s’anava produint sense entrar en conflicte amb la creació d’ una identitat regional i ho feia  mitjanÇant la pràctica de la lectura en veu alta (en casinos, tallers i llars), els programes escolars i diverses pràctques de la cultura popular com las aficions de masses (la festa “nacional” dels bous o la zarzuela, per exemple), per la qual cosa l’espanyolitat  no es produí nomes per l’accio nacionalitzadora de l’estat  (mes o menys “dèbil” segons quins punts de mira) sinó també, ens agrade o no, per l’acció d’una parte significativa de la societat  civil valenciana”
Traducido: “El proceso de nacionalización española, pues –a pesar del altísimo nivel de analfabetismo en el País Valenciano: 46% del masculino y 70% del femenino en 1867 (…)-, se iba produciendo sin entrar en conflicto con la creación de una identidad regional y lo hacía mediante la práctica de la lectura en voz alta (en casinos, talleres e hogares), los programas escolares y varias prácticas de la cultura popular como las aficiones de masas (la fiesta “nacional” de los toros o la zarzuela, por ejemplo), por lo que la españolidad no se produjo sólo por la acción nacionalizadora del estado (más o menos “débil” según qué puntos de vista) sino también, nos guste o no, por la acción de una parte significativa de la sociedad civil valenciana.”
La cita es larga pero ilustrativa de cierto simplismo a la hora de analizar los antecedentes históricos del objeto de análisis. Igualmente al fechar el origen de la “anticatalanidad” en el siglo XX ignora que desde el siglo XIV ya hay intentos diferenciadores desde Valencia con respecto a lo catalán cuando no abiertamente enfrentados a partir del XV coincidiendo con el auge económico de los valencianos (en este sentido el propio Joan Fuster tiene obra de gran interés).
En fin, Noves glòries a Espanya es un excelente medio para acercarse al estado actual del fusteranismo y la problemática a la que se enfrenta en una Comunidad valenciana donde efectivamente hay elementos muy preocupantes de consolidación de un sentimiento regional anclado en premisas claramente artificiales relacionadas con la lengua, la invención de la historia o símbolos que mezclados con la situación política que hoy vive Valencia pueden formar un cóctel explosivo. Quizá en ese contexto se pueda entender algo tan lamentable y condenable como el salvaje ataque que sufrió la presentación de este libro hace unos días en una conocida librería de la capital valenciana por parte de elementos de extrema derecha. La sola imagen de individuos destruyendo libros y agrediendo a quienes asisten a sus presentaciones nos retrotae a lo más repugnante de nuestro pasado y por ello merece condenarlo sin medias tintas.
Destacar por otra parte la magnífica edición realizada por la editorial Afers donde no faltan los imprescindibles en este tipo de libros (aunque no siempre presentes) anexos, índices onomásticos, cronologías o la magnífica bibliografía reseñada.

Hace algunos años, al acercarme por primera vez a los textos de Joan Fuster sentí la sensación de que el autor negando la filosofía de Ortega y Gasset la estaba reivindicando sin darse cuenta. A pesar de la teórica contradicción entre las tesis del sabio madrileño y el intelectual valenciano al final todo el fusteranismo acaba denunciando la intrínseca anticatalanidad que subyace en la identidad valenciana mayoritaria. Es más o menos la misma denuncia que en su día Ortega realizara de la identidad catalana con respecto a lo castellano.

En El Polemista se han tratado anteriormente cuestiones relacionadas con las identidades y nacionalismos en España:

Catalunya, España: Encuentros y desencuentros de José Enrique Ruiz-Domènec y la desafección creciente: http://elpolemista.blogspot.com/2011/04/catalunya-espana-encuentros-y.html

La España e los otros españoles de Carles Bonet y el encaje de Cataluña en España: http://elpolemista.blogspot.com/2011/02/la-espana-de-los-otros-espanoles-de.html


La nación inventada de Arsenio e Ignacio Escolar, y los mitos nacionales: http://elpolemista.blogspot.com/2011/01/la-nacion-inventada-de-arsenio-y.html

sábado, 9 de julio de 2011

La historia desde mi balcón de Tomás Alcoverro, y el testimonio directo de los acontecimientos.

Tomás Alcoverro lleva desde que empezara en Jordania en 1970 escritas más de 7000 crónicas para La Vanguardia además de haber creado un estilo propio de corresponsalía donde la descripción de los acontecimientos siempre va acompañada de un toque erudito y literario. Es por eso que La historia desde mi balcón (Ed. Destino) se convierte en una lectura llena de imágenes no exenta de datos e interpretaciones que hará las delicias del público interesado en la realidad del mundo árabe y Oriente Medio.
Las crónicas que aquí se recogen están agrupadas por localizaciones y se corresponden, salvo un par de excepciones en el grupo de Irán, a la última década y llegan hasta nuestros días con los artículos escritos desde Egipto y Bahréin estos últimos meses. Y sin duda estos podrían suscitar un mayor interés por su actualidad, aunque en mi caso admito que me han resultado la parte más débil de la obra, y no por lo que cuentan si no por la interpretación que hacen de los acontecimientos. Por partes: Estas crónicas tienen momentos de altísimo periodismo como este:
“Cuando observaba las goyescas escenas de adolescentes que con hondas lanzaban sus piedras en dirección al Museo Egipcio, de bandas juveniles que hostigaban a los lejanos grupos de los manifestantes de la oposición de la plaza Tahrir, que de pronto corrían en despavoridas estampidas por el puente del 6 de Octubre del Nilo, quizás ante un amago de corto avance de un carro de combate del ejército cuyos soldados siguen sin disparar en medio de esta batalla tribal, un hombre corpulento me cogió por el cuello, arrastrándome con rabia hasta el cuartelillo, arrebatándome el pasaporte y el cuaderno de notas, y apoderándose de mis gafas para romperlas. Un grupo de gente miserable empezó a rodearme, golpeándome la cabeza y la espalda, tratando de vaciar mis bolsillos al grito de «¡israelí, israelí!». Eran salvajes dispuestos a lincharme. En tantos años de vida arriesgada en Oriente Medio nunca sufrí una tal sensación de pánico y de desamparo. ¿Cómo era posible que en Egipto, en el Egipto de antiguas civilizaciones y costumbres cosmopolitas o por lo menos acogedor trato para los extranjeros, tierra predilecta de turistas, pudiesen comportarse con esta bárbara violencia?” La cita es larga, pero merece la pena, ¿no?
Y sin embargo opiniones como estas son tan legítimas como discutibles. Sobre Egipto:
“Pero desde el puente del Boul Mich sobre el Sena, en el que debatían día y noche los revolucionarios del mayo del 68, hasta el de Qasr el Nil, sobre el río Nilo, desde Europa a Oriente, palpita la misma ansia de conquistar la libertad colectiva e individual.” Comparación harto arriesgada porque ambos movimientos en mi opinión no tienen nada que ver.
Y sobre Bahréin:
“En el diminuto reino de Bahréin está en juego la estabilidad de las ricas monarquías del Golfo”. ¡Nada menos! Mi crítica, la única pega que le encuentro al libro, es una constante casi inevitable en el periodismo, y es que el relator puede caer en la tentación de darle una magnitud a los acontecimientos que con un mínimo de perspectiva histórica se minimizan. Es inevitable.
Sin embargo en el resto del libro podremos recorrer de manera casi sensitiva todo tipo de momentos y escenas por el contradictorio y decadente Irán de los últimos años, especialmente el periodo 2008-2009, por el desnortado Irak desde un año antes al 2010, la Siria todavía tranquila de hace tres años, Chipre, Dubai, una breve recorrido por el África profunda y sobre todo Líbano. Y es aquí quiero detenerme porque ¡Beirut, ya Beirut! , es uno de los mejores frescos periodísticos que se han podido escribir sobre el tema y además da nombre al La historia sobre mi balcón:
“Beirut porque estalla en el aire como un castillo de fuegos artificiales y queda agarrada firme en la orilla del mar, porque es la frontera entre todos los sentimientos y esto tan superficial que son las ideas, porque es el infierno, la imaginación, la esperanza, Beirut porque cada día parece morirse irremisiblemente y surge después en otra aurora roja, porque todos lo desahucian y nadie lo arranca de su corazón la he elegido mi ciudad”.
Pues bien, esto es lo que siente el autor por las cosas que ve en Beirut. Y no es de extrañar, porque en sus crónicas pasan milicianos, guerrilleros, poetas, bailarinas, arqueólogos y payasos españoles, futbolistas, homosexuales libaneses emigrados en Dinamarca, mujeres valientes como Joumana Haddad –de su Yo maté a Sherezade dio cuenta este blog: http://elpolemista.blogspot.com/2011/04/yo-mate-sherezade-de-joumana-haddad-las.html - y un sin fin de personajes, lugares y situaciones irrepetibles y maravillosamente contadas.
“No conozco un lugar en el mundo en el que un periodista tenga el privilegio de poseer una de las condiciones de su trabajo: la inmediación. En Beirut el periodista describe lo que ve, lo que le sorprende desde el propio balcón de su casa o de su oficina”.
En fin, este libro reúne un centenar de pequeñas obras maestras del periodismo de un corresponsal como Tomás Alcoverro que ya había aportado sus experiencias a través de obras como Espejismos de Oriente o Atrapados en la discordia, ambas editadas igualmente en Destino.  Y es que sin duda si hay algo que se puede concluir después de esta lectura es que el periodista no tiene porque ser un mero elemento de transmisión de lo que ve, también puede aportar lo que siente y como vive los acontecimientos. Este es un magnífico ejemplo de ello.
Y antes de terminar, hacer mención de los dos textos que cierran La historia desde mi balcón: El primero de ellos, Imagen del Oriente Medio en nuestras letras contemporáneas, inédito, corresponde con una conferencia del autor que sirve a modo de bibliografía comentada de nuestros autores sobre el tema, y el segundo, Las grandes ciudades portuarias, protagonistas de la historia del Mediterráneo, es un hermoso texto que apareciera en el catálogo de la exposición El Mediterráneo del siglo XX del Institut Europeu de la Mediterrànea, 2010, donde Alcoverro hace un breve viaje por las culturas y ciudades mediterráneas. Ambos tienen un gran valor.


En El Polemista se han tratado las revueltas árabes previamente:

2011, La revuelta árabe, Vanguardia Dossier (nº39) y el estado de la cuestión:  http://elpolemista.blogspot.com/2011/03/2011-la-revuelta-arabe-en-vanguardia.html

La santa ignorancia de Olivier Roy, y las revueltas en el mundo árabe:





viernes, 1 de julio de 2011

China, poder y fragilidad en Vanguardia Dossier (nº40), y las dudas sobre su futuro.

El monográfico Vanguardia Dossier rara vez falla en la elección de los temas y en la forma de tratarlos y su último número es un ejemplo de ello. Ya se trato en El Polemista el anterior dedicado a las revueltas árabes ( http://elpolemista.blogspot.com/2011/03/2011-la-revuelta-arabe-en-vanguardia.html ).
China poder y fragilidad abre con un interesantísimo artículo de Edward N. Luuwak titulado Por qué China no será la próxima potencia mundial… pero como podría serlo.Partiendo del ejemplo negativo de la Alemania imperial de finales del XIX, Luuwak explica como una potencia creciente llamada a ser la primera del mundo requiere una estrategia conciliatoria en términos diplomáticos y no amenazante en términos militares.
“…debido a la resistencia suscitada por su creciente poder, China se volverá más débil en el plano de la gran estrategia con el incremento de su fuerza, lo cual es un resultado verdaderamente paradójico. Dicho resultado podría mitigarse, si no impedirse, en el caso de que el aumento de poder chino se compensara con unas políticas exteriores más conciliatorias y menos enérgicas” Como vemos la lógica Clausewitz y Sun Tzu están más vigentes que nunca. Y es que el autor sostiene que estos últimos años la arrogancia y el triunfalismo ha sido el motor de las relaciones exteriores chinas, lo que estaría provocando que países como India, Vietnam, Japón, Corea del Sur… ya hayan comenzado a unirse tímidamente contra China. E. Luuwak apunta a un cambio en las relaciones exteriores de aquel país y un acercamiento lo más estrecho posible a Rusia huyendo de toda tentación militarista como única forma de evitar que el gigante asiático acabe como lo hizo Alemania después de la IGM.
El segundo artículo está dedicado a la próxima generación de gobernantes chinos. Su autor, Cheng Li, prevé dificultades por la magnitud de los cambios para esta quinta generación de líderes, pero sin duda el mayor interés de este texto está en el análisis generacional que realiza del comunismo chino:
“Los comunistas veteranos revolucionarios con experiencia como campesinos y soldados comprendían la primera y segunda generación, mientras que los ingenieros convertidos en tecnócratas constituían la tercera y cuarta. La quinta generación emergente es sin duda la generación de élite más variada en la historia de la República Popular en términos de antecedente de clase, filiación política, credenciales educativas y trayectorias.”
Joshua Kurlantzick en su Las debilidades del dragón asiático apunta que si bien con las cifras actuales China sería en 2025 la primera economía del planeta por delante de la India y EEUU, su futuro va a estar muy vinculado a las turbulencias políticas generadas por las brutales desigualdades que padece, la corrupción, los desastres ecológicos, y sostiene además que la estrechez de miras de la política exterior china al solo velar por sus intereses nacionales es incompatible con el liderazgo mundial que hoy ostenta Occidente. Respecto a las desigualdades rurales, Hanchao Lu analiza el hecho de que en las últimas tres décadas la población urbanita se ha duplicado alcanzando el 50 por ciento de la población, y la contradicción y fuente de conflicto que supone que aunque las empresas rurales representando el 30 por ciento del PIB y el tercio de las exportaciones, la renta per cápita en el campo es tres veces inferior a la registrada en las ciudades.
El envejecimiento de la población acarreará graves problemas al país, sostiene Zhongwei Zhao, ya que simplemente China no está preparada para asumir el coste en pensiones, jubilaciones o un sistema sanitario para afrontar el reto, como tampoco lo va a tener fácil según Ian G. Cook y Janie P. Halsall para responder a la catastrófica situación medio ambiental que soporta el país o los problemas derivados de la emigración a las ciudades provocadas por la idea de las autoridades chinas de que la urbanización rápida es esencial para el desarrollo económico y el precio que esta tendrá sobre los recursos sociales y medioambientales.
Especial interés merece El régimen, en tela de juicio de Enrique E. Yang, un demoledor artículo donde la denuncia de la deriva china es contundente:
“Reaparece en China un estrato social similar al que los comunistas derrocaron en una revolución heroica hace más de 60 años, el que, formado por altos cargos públicos y nuevos bigwigs en su entorno, tiene concentrados en sus manos el poder y la riqueza. En realidad difícilmente puede coincidir con la descripción oficial de un derrotero hermoso de país.”
A partir de aquí el presente número de Vanguardia Dossier analiza las relaciones con el resto del mundo de China. Kenneth Weisbrode lo hace respecto a la ambigua relación con EEUU de la que a corto plazo no cabe pensar en un cambio, aunque Martin C. Libicki no tiene tan claro que los asiáticos no estén obteniendo ventajas militares con respecto a los norteamericanos a través de la ciberguerra y que en caso de conflicto motivado por Taiwan este aspecto pudiera llegar a ser decisivo.
Las recientes revueltas de uigures y tibetanos son objeto de estudio por Dru C. Gladney. Serían estos problemas en Urumqui y Lhasa una demostración de la incapacidad del régimen de controlar la información en estos territorios pero también una muestra de lo problemático de los inferiores -con respecto a otras etnias- niveles de vida de estos. La región occidental del país es una muestra palpable de la debilidad de la superpotencia en sus propias fronteras.
Xulio Ríos, conocido especialista en el conflicto China-Taiwan tiene bastante claro que si bien los primeros no han abandonado la idea del uso de la fuerza contra los segundos esta es poco probable. Y la posición de Taipei se resume en la no unificación, no independencia y tampoco uso de la fuerza. Aun así la creciente influencia de Beijing y la cada vez mayor relación económica será decisiva a la hora de definir el futuro statu quo al igual que las relaciones de Taiwan con Japón y EEUU que continúan teniendo importantísimos elementos de carácter geoestratégicos en todos los planos.
Bastante optimista sobre el papel chino en otros continentes es Jiang Shixue:
“En realidad, la presencia de China en África y América Latina es un juego de ganar-ganar, no un juego de suma cero. Esa presencia promueve la paz y el desarrollo regionales en África y América Latina, y no cabe duda de que ese resultado redunda en beneficio de Estados Unidos y Europa.” El autor defiende sin dudarlo la necesidad de aumentar la cooperación entre ambas partes.
Más preocupante es el futuro de las relaciones con el vecino indio según Brahma Chellaney en su La carrera con India. A pesar del auge del comercio entre ambos países la tensión en torno a la presencia estratégica de los chinos en Sri Lanka, Birmania, Nepal y especialmente Pakistán –más concretamente en Cachemira- amenazan una paz que para complicar más aun el escenario presenta un nuevo conflicto en los planes chinos de hidroingeniería que suponen una grave amenaza sobre los intereses acuíferos de India.
La revista como siempre suma una extraordinaria colección de mapas y gráficos además de las habituales secciones de libros, cine, viajes… que permiten acercarse y comprender la realidad de algo tan trascendente como es el futuro del país que está llamado a ocupar el primer plano de las relaciones internacionales en las próximas décadas.
El único reproche que se le puede hacer a este número de Vanguardia Dossier es la ausencia de artículos que mitiguen una visión demasiado catastrofista del futuro de China que no se corresponde con el devenir de un país que ha superado con creces retos mucho mayores que algunos de los que aquí se presentan. Sin duda el futuro de aquel país es incierto y es más que probable que los crecimientos tan vertiginosos requieran correcciones que la Historia se encargará de hacer, pero precisamente mirándonos en ella podemos concluir que la capacidad de superación de los chinos permite deducir que seguirán creciendo y ocupando espacios de enorme importancia en las relaciones internacionales. Y lo que podría se decisivo, las actuales circunstancias económicas y políticas que atraviesa el mundo no tengo tan claro que no sean más favorables para China que para sus competidores.