No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

jueves, 29 de septiembre de 2011

Los fascismos españoles de Joan Maria Thomàs, El ocaso de la verdad coordinado por Antonio C. Moreno Cantano, y la particular historia del fascismo español.

No era fácil abarcar un tema como el fascismo español, porque hablar de fascismo propiamente en España supone trabajar sobre una frontera muy difusa, la que separa conceptos como tradicionalismo, extrema derecha, fascismo… que si bien en otros países como Italia, Alemania, Rumanía… si han estado claramente separados en nuestro país no tanto.
Joan Maria Thomàs lo ha hecho con éxito en este Los fascismos españoles (Ed. Planeta):
“Nos encontramos, pues, ante un tema histórico apasionante y complejo: el de un partido fascista -Falange Española de las JONS- débil e incapaz de tomar el poder como sus homólogos italiano y alemán, pero que, gracias a un golpe militar que no había dirigido ni controlado, y a la voluntad de un caudillo, llegará a disfrutar si no de todo, sí de considerables cuotas de poder durante décadas, convirtiéndose en el partido fascista más longevo de la historia”.
El autor sitúa el nacimiento del fascismo español en diferentes organizaciones que como respuesta a fenómenos revolucionarios y a la disolución del orden social se ofrecerán en colaboración con el Estado a combatirlos. La primera de ellas sería la Liga Patriótica española (1919), grupo ultraviolento creado para la represión del nacionalismo catalán. Después otras como el Somatén, nacida como respuesta de organizaciones económicas y patronales catalanas a huelgas y desórdenes tendrá un papel instigador y entusiasta del golpe de Estado que el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera diera en 1923. Otras, como Camisa Negra o La Traza, Unión Patriótica… con mayor o menor grado de elementos propiamente fascistas colaborarán con el nuevo régimen y contribuirán a la extensión del autoritarismo, corporativismo, del centralismo y del antidemocratismo en sectores de la población. Más importante fue la Unión Monárquica Nacional, que en 1930, el año que moría en el exilio el ex dictador, reunía a varias de las organizaciones citadas con ex ministros del régimen anterior para evitar cualquier tipo de avance hacia un sistema parlamentario de partidos en España. José Antonio Primo de Rivera será su subsecretario. Más radical aún, el Partido Nacionalista Español, nacido para abortar el “complot judaico masónico” que amenazaba al país.
Un momento decisivo será la publicación de La Conquista del Estado por parte de Ramiro Ledesma Ramos y sus correligionarios donde se promulgaba una revolución nacionalsindicalista de corte antidemocrática, antiizquierdista y anticonservadora capaz de cambiar el sistema económico. Se trataba de una adaptación de la doctrina fascista a la realidad española. El apoyo de fascistas como Ernesto Giménez Caballero permitió que La Conquista del Estado se convirtiera en semanario de lucha y de información política. El grupo terminó por fundirse en la nueva Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista y en las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica de Onésimo Redondo Ortega. La glorificación de Castilla, la religión y la agricultura, el antisemitismo y el ultranacionalismo estarán presentes en su ideario.
Serán gente como José Antonio Primo de Rivera, Sánchez Mazas, Ruiz de Alda los que crearían el Movimiento Español Sindicalista, recabaron apoyos en incluso en 1933 Primo se entrevistó con Mussolini recibiendo cierto impacto mediático y protagonismo personal. El movimiento no tardó en convertirse en Falange Española (nombre proveniente de la antigua unidad de combate macedónica) para fusionarse posteriormente con las JONS y crear así Falange Española de las JONS, un partido con vocación de milicia con honores, saludos, castigos, arrestos… Varias vicisitudes e incluso deserciones no evitaron que la colaboración de sus militantes asturianos con el ejército en la represión de la Revolución de Octubre de 1934 les dieran suficiente protagonismo como para ser recibido y felicitado por Lerroux. El año antes José Antonio había logrado un escaño parlamentario, pero no puedo evitar que las divisiones y divergencias dividieran al Partido y le dejarán sin apoyos económicos. En 1936 concurrirían a las elecciones no obteniendo ninguna representación pero curiosamente el movimiento comenzó a crecer gracias a elementos decepcionados de la CEDA de Gil Robles. La colaboración directa en el golpe del 17 de julio convirtió a los falangistas en un partido de masas.
Una vez pasadas las tres primeras partes del libro donde el autor analiza la génesis del fascismo español y su desarrollo hasta alcanzar el poder, este Los fascismos españoles entra en una fase más interpretativa pero probablemente más interesante:
“La paradoja fue que cuando Falange había comenzado a ser un auténtico partido de masas fue absorbido en uno nuevo creado por el Caudillo, quien además se autodesignó su jefe nacional”. Se refiera Joan Maria Thomas a la unificación con la Comunión Tradicionalista para disgusto de la gran parte de los carlistas que terminarían alejándose del ella. Y la cosa no fue bien en un principio hasta el punto que provocó la rebelión de personajes como Hedilla, por cierto tema muy bien tratado en el libro como la etapa de partido único del Régimen que dejará a Ramón Serrano Suñer como referente absoluto gracias a la simpatía que fue capaz de generar en los falangistas legitimistas comandados por la familia de José Antonio Primo de Rivera. Los abusos en la Guerra de los falangistas junto con cedistas y carlistas no pasan desapercibidos en la obra, en una etapa que supondrá un gran cambio, ya que la Falange se planteará abiertamente la “falangización-fascistización del Estado” con Serrano como punta de lanza. Pero otros sectores del franquismo no lo permitirían y la fascistización del Estado solo abarcó el periodo que transcurre entre el final de la Guerra y el fracaso de Serrano a la hora de intentar la hegemonía del Partido por encima de estos incluida la entrada en la Guerra Mundial. Fue en estos años en los que se creó un gran número de organizaciones asistenciales, sindicales… dependientes del Partido, pero la realidad es que la FET en 1942 cuando cesa a Serrano Suñer no es más un elemento absolutamente domesticado y sometido al Generalísimo con su sector legitimista completamente al servicio de Franco.
Los enfrentamientos entre falangistas y monárquicos (tanto carlistas como partidarios de Juan de Borbón) en la etapa Arrese, las “desgermanización” de la posición española en el conflicto europeo, anteceden al aletargamiento del falangismo en las altas instituciones del Estado.
“Pero lo verdaderamente crucial fue que FET y de las JONS-Movimiento Nacional no fue suprimido. Demostró así Franco, su jefe nacional, la voluntad de no prescindir de un aparato y tendencia política al que le debía su existencia, le era extremadamente fiel y dotaba a su régimen de mecanismos de movilización, encuadramiento y asistencia popular que le resultaban extremadamente útiles a la hora de ejercer su poder y mantener el juego de equilibrios en el seno del bloque político y social que dirigía”.
La llegada del desarrollismo económico dio un papel muy relevante a los sectores del Gobierno controlados por el Opus Dei y encabezados por López Rodó, hombre fuerte de Carrero Blanco. Durante los sesenta los tecnócratas ocuparán grandes cuotas de poder sumándose a esta lucha entre “opusdeistas” y falangistas la que libraban los aperturistas contra los inmovilistas.
El declive del Régimen, la conflictividad social y la muerte de Carrero si bien sacará a los tecnócratas del poder traerá reformas políticas de importancia que comenzarán con la creación de varias asociaciones políticas, que aunque nutridas por el Movimiento, no impedirán que uno de sus más importantes dirigentes, Adolfo Suarez fuera el que por un decreto del 1 de abril 1977 declarara extinguido el Movimiento Nacional e integrara sus organizaciones dependientes  en distintos ministerios.
El último capítulo está dedicado a otras organizaciones fascistas de los últimos años del franquismo donde la extrema derecha y el fascismo quedarán muy difuminados como en el caso de Fuerza Nueva o la neonazi CEDADE y que son muestra de la dificultad que en nuestro país la extrema derecha ha tenido para articular un discurso moderno que no se alimente de la nostalgia del pasado.
La obra, cierra con las obligadas notas, una bien seleccionada bibliografía y un útil diccionario onomástico.
Este es un buen ensayo, donde su autor consigue recorrer la historia y la lógica del fascismo español además de detallar su historia en un texto muy asequible que además goza de una lectura muy fluida. Si alguna pega hubiera que ponerle sería la dificultad a la hora de delimitar lo que es el fascismo como movimiento, pero ciertamente la adaptación al caso español lo hace complicado porque muchos de los elementos del modernismo fascista no se dan en el caso español o quedan muy difuminados por diferentes circunstancias.

El ocaso de la verdad, Propaganda y prensa exterior en la España franquista (1936-1945) (Ed. Trea), es una propuesta interesante. Una decena de historiadores coordinados por Antonio César Moreno Cantano, no siempre con idéntico resultado en lo cualitativo analizan el lenguaje propagandístico franquista en el exterior. Este libro solamente por el hecho de lo poco publicado que hay sobre el tema ya tiene su importancia, aunque supone una oportunidad perdida por cuanto carece de un buen análisis de la comunicación y el lenguaje en términos ideológicos, no así el aspecto puramente histórico donde sin duda aporta de manera notable. Tampoco ayuda la edición en un formato más propio de una revista monográfica que de un libro temático si por ello entendemos un estudio profundo que incluya génesis, desarrollo y final del objeto tratado.
Distintos especialistas analizan desde el lenguaje deshumanizador y sesgado del franquismo para desacreditar al enemigo republicano, hasta hechos muy concretos como la Exposición Internacional de Artes y Técnicas de la Vida Moderna (París, 1937) donde ambos bandos, uno, el republicano, en el Pabellón Español, y el otro, el franquista, instalado en el de la Santa Sede, van a realizar un combate simbólico donde habrá duelos desiguales en materia artística como los desempeñados por Picasso en el primero y José María Sert en el segundo.
Más discutible parece el estudio de la imagen que según su Hugo García, el bando autodenominado nacional pretende transmitir en el exterior: “… marcado contraste entre el intento de los sublevados de aprovechar  las oportunidades abiertas por la formación del eje ítaloalemán y sus esfuerzos para mantener una apariencia de continuidad respecto a la tradición española en materia de política exterior, oscilante entre la neutralidad y la subordinación a la entente anglofrancesa”.
Interesante aunque muy marcado en el plano ideológico, es también el análisis del asunto en EEUU que concluye demostrando que frente al apoyo popular a la causa republicana las clases dirigentes prefirieron seguir los pasos de la diplomacia británica y mantenerse en la no injerencia.
De interés me ha resultado el capítulo de María Gómez Martín sobre la hispanidad como cauce propagandista del franquismo:
“En el caso nacionalista, la estrategia a seguir dividida en varios planos – diplomacia, ideología falangista y cultura- había convertido a Hispanoamérica en una especie de laboratorio donde poder ensayar sus experimentos. El proyecto de futuro que España quería exportar, bajo el pretexto de la hispanidad, a latinoamérica comprometía la participación de una ávida Falange que ambicionaba extender su ideología y concepción del Estado…Es decir, aspiraba a simular el vetusto Imperio español”.
Muy relacionado con el desarrollo de los acontecimientos en las pugnas interiores del primer franquismo y del artículo anterior está la interesante tesis de Eduardo González:
“…el nacionalismo de Falange, profundamente anclado en la mitología del Imperio, resultaba irreconciliable  con el formulado desde los populismos autóctonos, cuya idea de patria seguía íntimamente ligado al mito histórico de la lucha por la independencia contra España”.
La sintonía ideológica y política, entre España y los países del Eje son objeto de estudio en los capítulos finales del libro. La censura de autores judíos, la descarada propaganda a favor de Alemania, se enmarca en el proyecto de Serrano Suñer de alinear a España en el nuevo proyecto de orden europeo que preparaba el nacionalsocialismo alemán y sus aliados. El papel de la prensa española en la publicidad de estas cuestiones anteceden al capítulo final de libro, en el que Antonio César Cantano, el coordinador de la obra, analiza los diferentes modelos y organismos de prensa en los países del Eje durante la II Guerra Mundial:
“El principal rasgo distintivo del régimen español en cuanto al control de la prensa y que lo alejaba del sistema imperante en Alemania e Italia era la censura previa, tanto en la Italia de Mussolini como en la Alemania de Hitler, obedecía al deseo de evitar el carácter monótono de la prensa, incompatible con la que concebían como la misión primordial de la propaganda: atrapar persuasivamente al lector”.



Otros libros comentados en El Polemista relacionados:

Palabras como puños dirigida por Fernando del Rey, y la visión objetiva de la Segunda República.



Europa contra Europa de Julián Casanova y la amenaza totalitaria.



Las torres del honor de Gabriel Cardona, y el papel del Rey en el 23F.





viernes, 23 de septiembre de 2011

11-S, El mundo diez años después en Vanguardia Dossier (nº41), y ¿en qué hemos cambiado?

Este nº 41 del monográfico Vanguardia Dossier se suma a la lluvia de reflexiones publicadas en estos días en los que se conmemora el décimo aniversario de aquel fatídico once de septiembre de 2001 en el que los ataques terroristas que sufrieron los EEUU conmocionaron al mundo.
11-S El mundo diez años después, abre con un artículo de Kenneth Weisbrode donde analiza el estado del mundo. En él pone en duda que China avance hacia una dualidad de poder con EEUU al modo que lo hicieran americanos y soviéticos en el siglo XX. Muy al contrario cree que actores importantes de la Comunidad Internacional como Alemania o Rusia estarían mutando hacia posiciones inquietantes.
Más importancia a la influencia que el 11-S ha tenido sobre nuestras vidas le atribuye William R. Polk: “El ataque como tal y el papel que catapultó a Bush no sólo le permitió ganar las siguientes elecciones presidenciales, si no también iniciar una serie de procesos que moldearían las políticas del, como mínimo, primer mandato de su sucesor, Barack Obama. Tan profundos y dominantes han sido los cambios que han transformado prácticamente Estados Unidos”. En efecto, el autor sostiene que Bush instauró en su país un sentimiento de temor permanente que ha terminado con que en la actualidad la alianza de fabricantes de armamento y el estamento militar controlen más de la mitad de los fondos discrecionales del gobierno americano, lo que equivale al gasto militar del resto de países del mundo juntos.
Bruce Mazlish y Anthony Mazlish analizan la nueva economía global y el papel americano en ella: “Mientras antes del 11-S la economía de EEUU era un referente mundial, tras los atentados el país ha acumulado deuda continua y ha librado dos guerras”. Y es que sin ser estos especialistas demasiado pesimistas sí consideran que el papel norteamericano ha cambiado y tendrá que adaptarse a ser uno más de los numerosos protagonistas económicos del mundo, y es que también en este caso se atribuye a George W.Bush efectos más destructivos que al ataque terrorista en sí mismo.
Giuliano Bonoli no aporta demasiado en su análisis sobre la reforma del Estado de bienestar al que considera que todavía es una institución sólida en las sociedades capitalistas modernas y mucho más interesante es el artículo de Pierre-André Taguieff, Definir el populismo en 2011: “ Cualquier líder populista que se dirige al pueblo pretende señalarle cuales son sus verdaderos enemigos, tanto los de arriba (las élites ilegítimas), los próximos (el sistema) o los de otra parte o que vienen de otros lugares (extranjeros hostiles, inmigrantes invasores) y, en especial, los enemigos ocultos en el seno del organismo nacional; de ahí el punto de vista propio de la teoría de la conspiración”.El texto termina con una preocupada advertencia sobre las consecuencias que tendrá este fenómeno si la derecha y la izquierda clásica no son capaces de mantener algún atractivo para los electores. Magnífico este artículo, aunque no puede sorprender conociendo la trayectoria de su autor.
Pascal Boniface analiza El papel y el poder de la religión, donde plantea claramente que el intento de resolver el problema islamista por la vía militar ha sido un error, porque si bien los aspectos religiosos son fundamentales en las relaciones internacionales, no lo son menos sus vertientes estratégicas, sociales y geopolíticas: “… los conflictos actuales poseen ante todo un fundamento político y territorial. Su revestimiento puede ser religioso, pues contribuye a insuflar un sentido de identificación de modo fácil y cómodo. Pero en el fondo de la cuestión, se sigue estando en el ámbito de la geopolítica tradicional: la caracterizada por las rivalidades de poder que se dirimen sobre el territorio”
Andy Oram analiza la evolución de Internet antes de que Joaquín Arango se dedique a las migraciones internacionales en uno de los textos de este número de Vanguardia Dossier. El tratamiento que la migración ha recibido en esta década ha estado marcado por la tendencia a verla desde los riesgos que para la seguridad implica (securitización), y aunque esta tendencia ya se había iniciado antes del 11-S, se ha intensificado. Si bien en EEUU el fenómeno ha alcanzado cotas alarmantes en determinados sectores republicanos, en Europa las políticas migratorias han sido cada vez más restrictivas. Y no es optimista el autor con que la situación mejore.
Tampoco lo es Miquel Muñoz Cabré, que en Una década de desarrollo sostenible, además de denunciar como la comunidad internacional ha desperdiciado la oportunidad de prevenir el cambio climático, anuncia que las negociaciones al respecto “dejarán de buscar un gran acuerdo global y se prepararán para un proceso de décadas similar al de las negociaciones de comercio internacional”.
Mark Leonard ve posibilidades futuras de liderazgo para Europa si se evita el avance hacia una política del siglo XIX basada en las grandes potencias y se busca una comunidad internacional gobernada por el imperio de la ley y la cooperación institucionalizada.
De enorme interés la reflexión de Brahma Chellaney sobre el triángulo estratégico China-India-Japón; si bien Asia se está volviendo más interdependiente en lo económico se fragmenta más políticamente a lo que ha contribuido el auge de China. Sin embargo Asia ya había vivido la aparición de una potencia mundial con Japón con la diferencia de que en aquel momento (siglo XIX) las otras civilizaciones asiáticas estaban en declive. La situación ahora es muy distinta y la soberbia y arrogancia china supone una amenaza para la seguridad y desarrollo económico y diplomático de la zona.
“Al abandonar poco a poco el dogma marxista -importado de Occidente-, las élites gobernantes de Beijing han convertido el nacionalismo chino en el centro de su legitimidad política”. El autor concluye con la posibilidad de que una alianza India-Japón-Rusia con la colaboración de EEUU supondría una verdadera pesadilla para China. El artículo es controvertido pero de gran interés.
América Latina, una década muy particular, es el título del texto de Juan Gabriel Tokatlian. Si bien la posición de la zona, sostiene el autor, ha sabido beneficiarse de la demanda de bienes primarios de India y China y la ha mantenido distante de la actual crisis económica logrando notables tasas de crecimiento, la alta desigualdad y la baja institucionalidad, junto al empoderamiento de la criminalidad organizada son lastres con los que tendrá que afrontar el futuro.
Saltándome el orden, Olawale Ismaiil analiza el presente y futuro de África. Y no es optimista: “Detrás de las intervenciones occidentales de seguridad en África subyacen la expansión y la penetración del capital global, la necesidad de ampliar el mercado de materias primas y la reafirmación del poder geopolítico de los estados.” Y termina: “Los intereses de los actores externos parecen contrarios al cambio social en África. Los actores externos siguen siendo los grandes beneficiarios del actual sistema en la mayor parte de países africanos”.
Y dejo para el final los artículos dedicados propiamente al terrorismo:
En el primero de ellos, Fawaz A. Gerges cree que si bien la influencia que los atentados del 11-S tuvieron en su día ha sido decisiva para la configuración del nuevo orden mundial a través de las reacciones a los mismos, no hay futuro alguno para la marca Al Qaeda porque aunque tuviera todavía posibilidades de atentar la ideología fundamental del grupo es incompatible con la aspiración general de los árabes. Y se apoya en una supuesta contradicción entre las revueltas árabes y el mensaje yihadista. Además acusa:
“Los políticos occidentales -de nuevo, los estadounidenses en particular- suscriben esta distorsionada perspectiva sobre el potencial de amenaza de Al Qaeda, de hecho, justifica sus carreras y les permite topar con oportunidades políticas, aumentando sus posibilidades de configurar la estrategia relativa a la política exterior y la seguridad nacional”.
Y por último, Lecciones de una década de terrorismo de Walter Laqueur, va en la dirección contraria al texto de Gerges, porque si bien afirma que el terrorismo ha sido incapaz de derribar a ningún gobierno y que el único éxito logrado ha sido a través de la guerra de guerrillas en Afganistán, la amenaza de un ataque con armas de destrucción masiva es real, y que aunque su éxito sería muy poco probable, quedan grupos e individuos dispuestos a intentarlo.
Este número 41 de Vanguardia Dossier como es habitual incluye numerosos gráficos, fotografías, a parte de las secciones de libros, viajes… que hacen que sea un monográfico referente que realmente consigue crear en el lector una visión general que de otra manera no sería fácil alcanzar.

Básicamente el tono de los artículos de la revista deja la sensación de que en un ambiente de cambios evidentes y de numerosos procesos en plena evolución es difícil aventurar el futuro. De ahí que los especialistas prefieran hacer previsiones más bien conservadoras salvo donde se percibe cierto activismo. Sin duda las situaciones geoestratégicas que hoy se viven van a cambiar muy de la mano de las circunstancias económicas y estas tal y como evolucionan parece difícil saber en que punto se van a estabilizar.
Sin embargo la retórica de los textos de Gerges y Laqueur sobre terrorismo encierran un problema, y es que analizan el futuro del yihadismo aplicando las actuaciones anteriores al panorama actual y creo que es un error. Pienso que el futuro de este fenómeno no estará marcado por acontecimientos como las recientes revueltas árabes que autores como Gerges se empeñan en analizar en clave claramente optimista (cosa que ya en este blog se ha tratado con intención mucho más realista), si no muy al contrario, el cambio de escenarios bélicos –final de la presencia militar Occidental en Afganistan y Iraq y por tanto “liberación de obligaciones” de todo un ejército de yihadistas- va a abrir las puertas a un tipo de terrorismo mucho más cualificado y peligroso que estará más interesado en acciones como las realizadas por el yihadismo checheno (Teatro Dubrokna o Escuela Beslán) que las acaecidas hace diez años en Estados Unidos.


Anteriormente en El Polemista he tratado temas relacionados y otros números de Vanguardia Dossier:

2011, La Revuelta árabe en Vanguardia Dossier(nº39) y el estado de la cuestión.



La Santa Ignorancia de Olivier Roy y las revueltas en el mundo árabe.


La república islámica de España de Pilar Rahola, Nómada de Ayaan Iris Ali, y el Islam en Occidente.


De cómo la CIA eliminó a Carrero Blanco y nos metió en Irak de Anna Grau, El amigo americano de Charles Powell, y el papel de EEUU en el franquismo y la Transición española.


Entender la guerra en el siglo XXI de F. Aznar Fernández-Montesinos, El Club de Lectura de los Oficiales Novatos de Patrick Hennessey, y la guerra que viene.


La historia desde mi balcón de Tomás Alcoverro, y el testimonio directo de los acontecimientos.


China, poder y fragilidad en Vanguardia Dossier (nº40), y las dudas sobre su futuro.





viernes, 16 de septiembre de 2011

Despilfarro de Tristram Stuart, Manual para una economía sostenible de Roberto Bermejo, Agua de Julian Caldecott, y la búsqueda de un planeta sostenible.

Tres libros excelentes.
El primero de ellos además necesario. Se trata de Despilfarro (Ed. Alianza), donde Tristram Stuart ya en la introducción nos deja claro:
“La montaña mundial de excedentes de comida representa un riesgo desde el punto de vista medioambiental, pero también ofrece una gran oportunidad. Hay una fantástica capacidad sin utilizar  en los recursos alimentarios del mundo, y con medidas eficientes se podrían generar enormes ahorros de alimentos que contribuyeran a luchar contra el hambre y asegurarán la comida para las generaciones futuras”.
En efecto, el autor recorre el mundo para demostrar que un sistema absolutamente ineficiente y basado en el derroche de recursos resulta completamente insostenible.
La primera parte del libro, Posesiones perecederas, es una descripción demoledora de las consecuencias no solo medioambientales (el uso del suelo la más grave de ellas), si no de puro sentido común en nuestra forma de suministrarnos el alimento. Aquí aparecen desde los millones de toneladas de comida que se tira en el mundo a casos concretos por países y empresas. ¿Sabemos cuantas personas se podrían alimentar con el despilfarro medio de nuestra red de supermercados? Hay casos en los que fábricas de platos precocinados llegan a tirar el 56% de su producción total por sus excesos productivos o es habitual que las cadenas de supermercados exijan a sus productores que desechen una parte de su producción. La cuestión es simplemente desoladora: ¡Si se suma la comida despilfarrada por los consumidores y la industria alimentaria europea habría suficiente para satisfacer las necesidades de todas las personas que pasan hambre en el mundo entre tres y siete veces!
La segunda parte de Despilfarro es Cosechas dilapidadas, donde se analizan los excesos en la agricultura, pesca, producción de carne… Pasen y lean:
“El tipo más grave de despilfarro en la industria de la pesca marítima es el descarte en virtud del cual los peces no deseados, que son demasiado pequeños o de especies que no son el objetivo de la pesca son arrojados al mar. En muchas pesquerías se calcula que en el proceso mueren entre el 70 y el 80 por ciento de los peces”.
En este apartado no solo son estremecedores los datos de derroche en todas nuestras actividades de producción de alimentos, es que además plantea de manera incontestable que el uso de recursos es simplemente insostenible a medio plazo. Por plasmar un ranking de la estupidez (datos 2004), EEUU derrocha el 200% de las necesidades calóricas de su población, seguidos más bien de cerca por naciones como Francia, Bélgica o el Reino Unido, no tanto por otras como Holanda o Finlandia, algo menos por Suecia y Australia, y por debajo del 150% Japón.
La tercera parte, Reducir: La comida es para comer, es la propuesta de Tristram Stuart para mitigar el problema. En ella se reclaman medidas de presión, transparencia, persecución del despilfarro (en Corea del Sur, como ejemplo positivo, es ilegal el depósito de residuo alimentario), reciclado, redistribución…, además de un repaso por cafeterías, consumidores, supermercados… en el plan de acción para frenar la dinámica enloquecida en la que hemos caído. También entre ellas las hay más discutibles y polémicas:
“Cualquier sacrificio en términos de realización personal debido a la limitación del número de hijos por familia está más que compensado por los beneficios de garantizar que las futuras generaciones no se encuentren varadas en un planeta que no puede sostenerlas. Probablemente ello abocaría al estallido de guerras y hambrunas”.
Por si fuera poco el libro goza de una impresionante bibliografía acompañada de infinitud de notas y anexos que contribuirán a convertirlo en un referente.

Manual para una economía sostenible de Roberto Bermejo (Ed. Catarata) es un libro de evidente contenido científico y académico, pero aun así el tono didáctico y sencillo con el que está escrito no plantea problemas al lector no especializado en este tipo de obra. Parte su autor de la premisa siguiente:
“Esta civilización esta entrando en una crisis terminal debido al proceso de agotamiento de los principales recursos y, en especial, los energéticos; tal proceso supone una gran oportunidad de acelerar su transformación, evitando un colapso profundo; y la transformación solo será duradera si se inspira en el comportamiento de la naturaleza, es decir, si es biomimética.”
El rasgo principal de la economía de libre mercado es la mercantilización de la naturaleza. Por primera vez en la historia la tierra se ha convertido en un bien mercantil, y al no ser este un bien producido para la venta el sistema se hace inviable.
Esta sentencia es posterior a la negación del paradigma dominante: La economía tiene que crecer ilimitadamente y el desarrollo científico-técnico podrá eliminar cualquier escasez. Bermejo defiende la tesis de que esto solo sería posible si los recursos del planeta fueran infinitos.
El libro está dividido en cinco partes que partiendo de la denuncia del sistema y posterior desmembramiento del mismo pasa a explicar cual sería la única alternativa posible, la economía sostenible y los instrumentos principales para construirla. Parte esencial de la propuesta es la construcción de una economía solar, y en este apartado se analizan en profundidad todos los procesos energéticos incluidas las consecuencias y previsiones relacionadas con el petróleo. El autor sostiene que hay alternativas y las explica con evidente conocimiento y rigor. Terminará explicando el modelo de hiperconsumo y proponiendo políticas destinadas a su transformación en un consumo sostenible.
Se esté de acuerdo con Roberto Bermejo o no, este Manual para una economía sostenible es una demostración de cómo desde el rigor científico se puede defender que otros modelos son posibles y su debate es necesario. Las circunstancias que vivimos son una evidencia de la necesidad de alternativas. Este libro es un buen instrumento para profundizar en uno de ellos, el ecologismo de corte más solidario.

El tercero de los libros que traigo esta semana a El Polemista, es Agua, de Julian Caldecott (Ed. Libros del Lince). Aunque originariamente publicado en Inglaterra en 2007 esta editorial siempre comprometida ha decidido editarlo hace unos meses. Y con gran acierto, porque desde la procedencia del agua, su composición química, propiedades y comportamiento, hasta los análisis de regadíos, transporte, consumo… son desmenuzados con un torrente de datos y sin duda esta es la parte más estimable de la obra. Desgraciadamente la mayoría de nosotros desconocemos la importancia y la forma en que la distribución del consumo acuífero incide en nuestras vidas y en nuestro desarrollo económico. Un tercio del agua dulce disponible lo utilizamos en usos domésticos o industriales, mientras que el resto lo destinamos a la agricultura. Y sin embargo del total del agua existente solo representa el 3% y no tiene forma de ser sustituido. Es precisamente en la capacidad educativa de este libro en donde radica su mayor interés, porque es necesario hacer entender lo mal que tratamos al elemento que más necesitamos. Y si bien esta Agua nos propone soluciones (como en los libros anteriores algunas de ellas de difícil aplicación) nos sirve para asumir y comprender la necesidad de un cambio de rumbo en la explotación que realizamos del planeta.
“La mayoría de los problemas relacionados con el agua lo están también con decisiones que afectan a ecosistemas locales y al uso que en ellos se hace del agua. La crisis global está ahí, pero extiende sus raíces por decenas de miles de crisis locales causadas por millones de decisiones locales realizadas dentro de estructuras de poder locales, por personas que desean promover sus intereses en competencia con otros.”
Esta cita podría servir para ilustrar todo este artículo.
El epílogo, España y el agua, de esta edición lo ha realizado Juan López de Uralde, ex presidente de Greenpeace y candidato electoral de la ecologista Equo, y aunque no aporta demasiado sí quiero adherirme a su última frase:
“Hablemos, por tanto, del agua con sosiego, pero pensando en la necesidad de actuar sobre su consumo, en vez de seguir pensando en como aumentar su oferta.”
Se agradece el glosario final aunque se echa en falta una buena bibliografía sobre el tema en este libro.

En conclusión, la ecología ha dejado de ser un marco irrealizable e idealista donde no caben las propuestas claras y concretas. El ecologismo abandona su carácter utópico sesentayochesco para convertirse en una alternativa real y discutible que además de cuestionar nuestros modelos de vida nos da alternativas aunque en algunos casos la falta de realismo es palpable. Quizá muchas de ellas hoy son irrealizables pero es evidente que otras tantas son necesarias y merecen un espacio en nuestras lecturas, reflexiones y debates.

Otras entradas en EL POLEMISTA relacionadas con este tema:

El Planeta de los estúpidos de Juan López de Uralde, y el ecologismo que viene.


El espejismo nuclear de Marcel Coderch y Núria Almiron y, ¿Nuclear? No sé, gracias.


Comer animales de J. Safran, Los productos naturales ¡Vaya timo! De J.M Mulet, Lo que hay que tragar de G. Duch, y, ¿Pensamos lo que comemos?


A favor de los toros de Jesús Mosterín, y la tauromaquia.


Toros sí de Salvador Boix, y la defensa de la tauromaquia






jueves, 8 de septiembre de 2011

Residuals o independents? de Jordi Pujol, y la desafección calculada.

Después de leer este Residuals o independents? -¿Residuales o independientes?-(Ed. Portic) uno se pregunta que es lo que ha pasado por la cabeza de un político que deja un admirable legado de pactismo y colaboración política entre Catalunya y España para intentar pasar a la posteridad como un ideólogo de algo por lo que no ha trabajado ni lo más mínimo como es el independentismo catalán. Y es que después de la lectura de este librito compuesto en su casi totalidad por la reproducción íntegra de la conferencia pronunciada por el autor el pasado 29 de marzo de la que se hicieron eco los distintos medios, la sensación que queda es esa, la de un político más preocupado por ser recordado como un líder nacionalista  que como el gestor pragmático y moderado que presidió la Generalitat de Catalunya entre 1980 y 2003.
Dice el autor en la reflexión previa que corresponde a un editorial publicado en el boletín semanal del Centre d’Estudis Jordi Pujol y que sin duda fue el inicio de esta nueva etapa en su pensamiento:
“Durant molts anys el nacionalisme català majoritari no ha estat independentista. Ha jugat la carta d’un autonomisme que garant´s políticament i administrativament un sostre alt, econòmicament viable i amb garantia identitària. I refusava els requeriments que alguns sectors li feien que s’adherís a l’independentisme. Tenia arguments per fer-ho. Ara ja no en té”
Traducido: “Durante muchos años el nacionalismo catalán mayoritario no ha sido independentista. Ha jugado la carta de un autonomismo que garantiza políticamente y administrativamente un techo alto, económicamente viable y con garantía identitaria. Y rechazaba los requerimientos que algunos sectores le hacían para adherirse al indepententismo. Tenía argumentos para hacerlo. Ahora ya no.”

Ya en la conferencia que da texto y título al libro, Pujol repasa la relación de Catalunya con España en las últimas décadas como una constante aportación generosa y paciente de los catalanes -tanto en el plano económico como de estabilidad política - a un Estado español que no ha correspondido en ningún momento, muy al contrario, ha terminado en la última década buscando la decadencia política para Catalunya y la disolución de sus elementos identitarios:
Gairebé m’avergonyeix veure com la meva i la nostra actitud –que eren fruit d’un sentit de responsabilitat i de solidaritat autèntiques, d’arrel moral tant o més que política– ni han estat enteses ni han estat mínimament correspostes. Han estat i són burlades”.
Traducido: "Casi me avergüenza ver como mi actitud y la nuestra - que eran fruto de un sentido de responsabilidad y de solidaridad auténticas, de raíz moral tanto o más que política - ni han sido entendidas ni mínimamente correspondidas. Han sido y son burladas"

Incluso aporta algunas frases sorprendentes respecto a las motivaciones que le inducían a tanta generosidad, que por cierto, es lo único que genera autocrítica en él y los suyos:
“En aquesta apelació a la solidaritat envers el subdesenvolupament de bona part d’Espanya, a més de raons socials i polítiques hi va jugar en alguns sectors catalans i en mi mateix un component important de caràcter religiós”
Traducido: "En esta apelación a la solidaridad en relación als subdesarrollo de buena parte de España , además de las razones sociales y políticas jugaron en algunos sectores catalanes y en mi mismo un componente de caracter religioso"

En fin, el subtítulo de la obra al igual que su portada, Quan es trenquen els ponts, define a la perfección la voluntad del libro y que Jordi Pujol reafirmaba hace unos días. Me estoy refiriendo al artículo titulado A gente que se asusta que el pasado 04-09-2011 publicara en La Vanguardia en relación a la reciente polémica por el más que discutible auto del Tribunal Supremo de Justicia de Catalunya respecto al modelo lingüístico en el sistema educativo catalán:
“Antes, sin embargo, he de confesar a mi amigo –aunque él ya lo sabe– que personalmente, después de más de sesenta años de actuar en muchos terrenos –el de las ideas, el económico, el político, el de la solidaridad con el conjunto del Estado, el político, etcétera– en un sentido no independentista –más aún, un sentido de lo que hemos llamado un buen encaje de Catalunya en Espanya–, ahora ya no tengo argumentos para seguir haciéndolo. Ahora ya tiene sentido pensar que la independencia sería la solución lógica. Pero no niego que eso a mí también me preocupa. Como le asusta a él. No por mi empresa, que no tengo ninguna. Sino porque habría sido mejor, en muchos aspectos, que la política del encaje hubiera tenido éxito. Pero ha fracasado. Y cada vez es más evidente que los grandes partidos españoles, y la opinión pública española, y la publicada también, no quieren saber nada. Y es que hay un propósito claro de ir diluyendo el autogobierno catalán, de ir arrinconando la identidad catalana, de ir poniendo trabas a la cohesión de nuestra sociedad, de ir frenando nuestra economía.”

Tanto el libro comentado como la actitud de autor (que por cierto quiere ignorar que los pactos que su partido mantiene en Catalunya con el Partido Popular son posteriores a las políticas y recursos judiciales que denuncia como anticatalanes y que ha encabezado el PP) me dejan una sensación de tristeza motivada por la deriva que adopta a gran velocidad la comunicación entre Catalunya y el resto del Estado. Cada vez es más evidente que el ambiente catalán gira en torno a sí mismo y se aísla más, y eso se hace en un marco de incomprensión por parte de una parte importante de los españoles hacia la cuestión catalana y el permanente acoso que muchos de los elementos que definen la catalanidad sufren por parte de ellos.
No soy optimista –y menos en periodos electorales donde la rentabilidad de los comportamientos basados en la confrontación es desesperante- porque no observo la más mínima intención de acercamiento ni voluntad de comprensión mutua, auque sí creo que es exigible que el lenguaje cambie, deje de ser excluyente y particularista con el fin que la voluntad de aquellos que rompen puentes desde un lado y otro se queden sin argumentos para seguir haciéndolo.



En El Polemista se han tratado anteriormente este tema:

La nación inventada de Arsenio e Ignacio Escolar, y los mitos nacionales.


La España de los otros españoles de Carles Bonet y el encaje de Cataluña en España.


Catalunya, España. Encuentros y desencuentros de José Enrique Ruiz-Domènec, y la desafección creciente.


La mort de Bèlgica de Marc Gafarot, y en busca de Cataluñistán


Noves glòries a Espanya de Vicent Flor, y, ¿es anticatalana la identidad valenciana?



jueves, 1 de septiembre de 2011

Manifiesto de economistas aterrados (VVAA), Las voces del 15M (VVAA), y el otoño indignado.

En esta verdadera recuperación del panfleto como género editorial a la que estamos asistiendo siguen publicándose libros que aunque solo sea por el valor del reflejo histórico de lo que vivimos merece la pena no perder de vista alguno de ellos. Es el caso de los dos que traigo a estas lineas:

El primero de ellos, Manifiesto de economistas aterrados (Ed. Barataria), se trata de un texto firmado por cuatro economistas franceses, Phillippe Askenazy, Thomas Coutrot, André Orléan y Henri Sterdyniak  al que se han adherido más de 3.000 economistas y que ha gozado de un espectacular éxito editorial en Francia. En él, se analizan las diez falsas evidencias en las que basa la defensa del sistema neoliberal y proponen 22 medidas concretas para superarlo. Estas evidencias son:
1. Los mercados financieros son eficientes, 2. Los mercados financieros favorecen el crecimiento económico, 3. Los mercados son buenos jueces de la solvencia de los Estados, 4. El alza excesiva de la deuda pública es consecuencia de un exceso de gasto, 5. Hay que reducir los gastos para reducir la deuda pública, 6. La deuda pública traslada el precio de nuestros excesos a nuestros nietos, 7. Hay que tranquilizar a los mercados financieros para poder financiar la deuda pública, 8. La Unión Europea defiende el modelo social europeo, 9. El euro es un escudo contra la crisis y 10. La crisis griega ha permitido por fin avanzar hacia un gobierno económico y una verdadera solidaridad europea.
Por el contrario las medidas que proponen van desde la prohibición de especular por cuenta propia a los bancos para impedir nuevas burbujas o cracks, la limitación de las transacciones financieras a las necesarias, reforzar los contrapoderes en las empresas, el incremento de fiscalidad para ricos, controlar a las agencias de calificación financiera, garantizar la compra de deuda de los Estados miembros por el BCE, incrementar el nivel de protección social y presupuestario en educación, sanidad…, creación de organismos reguladores, desarrollar la fiscalidad europea o la reconversión ecológica de la economía europea. Como se puede ver es más o menos el discurso actual de la izquierda que si bien hasta hace poco podría llamarse alternativa, hoy comienza a ocupar ese espacio ideológico en su totalidad después de la evidente aceptación que la socialdemocracia clásica ha hecho de los postulados liberales. Aun así el libro resulta un auténtico manual de argumentación para todos aquellos que se oponen al sistema o simplemente quieren abordarlo desde una perspectiva de izquierdas, aunque la propuesta en ocasiones se hace desde una enorme simpleza que descarta la totalidad de los matices que la realidad económica plantea. Así lo introducen sus autores:                                                          
“En nombre de la ciencia, desde hace treinta años, se han aplicado políticas, a menudo de manera ciega, en numerosos países. En la visión neoliberal todavía dominante, que dibuja un mundo hecho de agentes económicos individualistas y clarividentes en competencia los unos con los otros, la liberalización económica tenía que conducir matematicamente al máximo crecimiento y a una situación económica óptima. Se trata sin duda de una ficción cómoda para escribir sobre modelos matemáticos, pero esta visión es un instrumento poco fiable para guiar las decisiones de los políticos elegidos por el pueblo"
Iguamente este Manifiesto de economistas aterrados es una llamada a que los ciudadanos y no los expertos sean quienes determinen los objetivos de la actividad económica, los criterios de su eficacia y los medios para alcanzarlos.

El segundo de los panfletos a comentar es Las voces del 15-M (Ed. Libros del lince). Y es que en efecto, según la definición que el mismo editor extrae del Diccionario María Moliner, el panfleto es “folleto u hoja de propaganda política o de ideas de cualquier clase”. Y el dato es importante porque este librito es el primero de una colección en la que esta editorial va a adaptar una parte importante de su catálogo y que hará las delicias de los lectores más “comprometidos”.                                                                
Las voces del 15-M pretende ser el testimonio de los protagonistas inmediatos del movimiento, y en efecto lo consigue, hasta el punto que en él se perciben a la perfección las sensaciones de lo que sucedió en la primavera de este 2011. A través de distintas voces, encontramos a menudo los elementos fundamentales del 15-M. Por ejemplo, extraido del testimonio de Alba Muñoz:                                                               “Sin darnos cuenta, Internet ha generado una nueva legitimidad social y nos ha enseñado a organizarnos de una forma natural que choca con las instituciones democráticas del siglo XXI. En Internet somos activos, seleccionamos, difundimos y criticamos lo que queremos, mientras que el sistema actual es como la televisión, unidireccional: come y calla.” 
El libro se divide en tres apartados, El movimiento 15-m. Los hechos, que es la crónica de lo sucedido, ¿Adónde hemos llegado?, donde aparecen las voces de acampados, portavoces y manifiestos varios y ¿Hacia dónde vamos?, en el cual se dan más testimonios y se intenta establecer algún horizonte para el movimiento y plantear algunos objetivos como los que apuntan Esther Vivas y Josep Maria Antenas:   
1.Seguir territorializándose aumentando las asambleas en barrios y ciudades, 2. Incrementar lazos con la clase trabajora, 3.Preparar el 15 de octubre como “cumbre” movilizadora,  4.Encontrar puntos de convergencia evitando el aislamiento, y 5.Internacionalizar el movimiento a toda la Unión Europea. Ellos mismos exponen la génesis de lo ocurrido de esta manera:
“El 15-M ha sido el signo de un cambio de tendencia. Al fin, del terremoto de la crisis empieza a surgir el tsunami de la movilización social, o al menos empieza a levantarse la ola. Del malestar se ha pasado a la indignación y de esta a la indignación movilizada”.En suma, este libro supone un testimonio que independientemente de la opinión que se tenga del 15-M tiene el valor de reflejarlo tal cual sus actores principales lo han percibido y aunque solo sea por ello es más que recomendable su lectura.

Ha terminado un verano donde de manera anormal se han producido acontecimientos importantes y sin duda la percepción que la ciudadanía tenía de muchas cosas ha cambiado. En este blog ya se han comentado de manera crítica movimientos como el llamado de “los indignados” por inconcretos y por sufrir graves carencias democráticas. Es muy probable que el protagonismo del 15-M en los próximos meses vaya a más y la percepción por una parte de la sociedad  de estos como problema de orden público es su mayor amenaza porque si esta se generaliza el movimiento habrá tocado a su fin o se habrá condenado a la marginación. El reto que tienen por delante si quieren influir de manera real en la vida política parte de la asunción de normas democráticas básicas como son el respeto del espacio público o la aceptación de las instituciones que los españoles democráticamente se han dotado. Sin embargo la deriva que los acontecimientos van tomando hacen preguntarse cual es el grado de protesta adecuado cuando se corre el riesgo de aceptar la invasión imparable de entidades financieras e intereses privados en nuestro modelo democrático y como esta puede llegar al extremo de modificar constituciones y ordenamientos democráticos de forma incompatible con los mismos.



Entradas relacionadas con estos temas publicadas en El Polemista:

¡Indignaos! de Stéphane Hessel y los últimos coletazos del siglo XX.


¡Comprometeos! De Stéphane Hessel y los movimientos de Indignados.