No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

jueves, 16 de noviembre de 2017

El catalanismo, del éxito al éxtasis I, II y III de Martín Alonso, y, catalanes, ¡el Procés ha muerto!


El Procés entendido como la operación política que iniciaba Artur Mas en 2012 (“Hem pujat a les barques i hem posat rum a Ítaca”) tras reclamar el Pacte Fiscal y que suponía una hoja de ruta que acabaría en la independencia de Cataluña por la vía unilateral ha tocado a su fin, justo este último de la unilateralidad que daba sentido a las políticas y movilizaciones que se han realizado ya es dado por imposible incluso en el caso de la ex presidenta de la Mesa del Parlament, Carme Forcadell ante el Tribunal Supremo de España. Incluso sus actores más radicales como pueden ser Oriol Junqueras o el mismo Carles Puigdemont admiten que no estaban preparados para semejante reto, aun así continuarán en política y aspiran a seguir ostentado cargos públicos emanados de ella.
Escribo estas líneas a un mes de las elecciones autonómicas catalanas el 21 de diciembre y tras la aplicación del art 155 de la Constitución. En el camino en estos cinco años se han quedado elementos esenciales de la calidad democrática y la convivencia social en lo que ha supuesto la fragmentación de Cataluña, su perjuicio económico incluida la salida de miles de empresas de la comunidad catalana o la caída del turismo aun siendo demoledor lo es menos que el daño social y de convivencia que el Procés ha provocado en su deslealtad democrática.

Hasta aquí el fin del “Procés” en la opinión de El Polemista como fenómeno de actualidad, no el del PROCESO al que se refiere Martín Alonso en El catalanismo, del éxito al éxtasis (Ed. El Viejo Topo) compuesto por tres tomos desde 2015 a este 2017.

Del primer libro con subtítulo La génesis de un problema social:
“… la historia natural del proceso son treinta años de ingeniería social de un proyecto, intensiva y extensivamente desplegado con una generosidad de medios que no se compadece con los lamentos del maltrato de la balanza fiscal(…) Pujol dejó bien preparado el terreno, con una sociedad penetrada por la sensibilidad del espíritu nacional. Mas abrió la fase de la reivindicación política. Pero ahí se encontró con su rival de antaño: el nacionalismo independentista. Y se inició entonces una rivalidad entre los adalides de la catalanidad. Con la cooperación de una sociedad civil ella misma producto de la lluvia fina pujolista.”
Este Proceso sería la culminación del pujolismo, de ahí el título del libro, este nunca pensó que llegaría tan lejos a todos los niveles, también de autogobierno, jamás lo logró el nacionalismo catalán, (“Yo soy Cataluña, quien me ataca a mí ataca a Cataluña”), Pujol hombre orquesta que encarnaba el partido (CIU), el pueblo y el país, se había culminado la nacionalización de las instituciones  y la socialización del catalanismo en su versión a través de un proceso de arriba a abajo, de la acumulación de poder por parte de una élite que dedica todos los recursos materiales (institucionales, dinero…) e  inmateriales (ideología, información…) a la creación de una identidad nacional subjetiva y de grupo siempre definida como antagonismo entre “nosotros” y “ellos”. Estos últimos obviamente quedan excluidos en una dinámica claramente étnica que se pretende ocultar en lo social.
En el segundo libro, de subtítulo La intelectualidad del “proceso”:
“En cuanto se designa a los críticos como otros ya están desautorizados. Y hay dos tipos de otros, los foráneos y los traidores. El marco identitario es centrifugador: los que están en el lado de los fieles son expulsados de la casa común.”
Pujol, líder arrogante, narcisista, autoritario, fanático… había logrado convertir un delito de corrupción como el caso Banca Catalana en una excusa de la victimización permanente y en una demostración que al espíritu creativo catalán se oponía el destructivo español.
El papel desproporcionado que el sistema electoral español otorga a los nacionalismos periféricos permitió a Jordi Pujol a través del apoyo a la investidura de José María Aznar ganar además de la batalla de la lengua seguir con las grandes privatizaciones, la extensión de redes clientelares y de corrupción sin el menor límite, el absoluto control de los medios de comunicación alcanzando un nacionalismo orgánico, una democracia étnica, el fet diferencial que tan fácilmente ha acabado en el populismo plebiscitario posterior.
Hay comparaciones internacionales múltiples, por ejemplo en el tercer libro de sobretítulo Impostura, impunidad y desistimiento:
Para el nacionalismo catalán “el modelo israelí, como democracia ejemplar, como exponente del poder blando, frente a la realidad de ocupación hacia fuera y la discriminación hacia dentro, o la visión de la pureza de armas, la idea de que el ejército es moral; lo último en el caso catalán es el salto del Rubicón para eludir afrontar la disonancia cognitiva entre las caras clara –única conocida- y oscura e invisibilizada del oasis. Por eso no está de más observar que la deriva identitaria, capitaneada por los señores de la tierra, ha convertido a Israel en una etnocracia, donde los derechos vienen establecidos por la pertenencia y no por la ciudadanía.”
La claudicación de la izquierda con respecto al proceso viene desde Tarradellas, se aceptó la legitimidad histórica sobre la electoral y así después se vivió el vergonzoso apoyo posterior del PSUC, incluso de viejos antifranquistas como lo eran los fiscales que acusaban a Pujol en el caso Banca Catalana, así llegó lo que Martín Alonso llama la izquierda soberanista sobrevenida (ISS). El éxtasis del absurdo llega con el Procés  (el de Artur Mas posterior al 2012) cuando asombrosamente la izquierda da por buena la idea de una España corrupta del Gran Capital que aplasta a una Cataluña negada de su derecho de autodeterminación (dret a decidir) y la movilización masiva, el referéndum, el hiperliderazgo, la negación de la Transición, la relativización de la ley y la Constitución,… como ejemplos de un ideario que deslegitima al sistema democrático en favor de una causa superior etnicista.
“… en la peripecia de la reforma de Estatut, que el asunto sale adelante como en una comedia de enredo, a resultas de un acuerdo del gobierno central con la oposición al gobierno autonómico para negociar  un texto promovido por el mismo gobierno autonómico que el acuerdo ningunea. Un texto, que una vez más, no interesa más allá de los círculos de ciertas élites. No acaba aquí el enredo, el tripartito presidio por el PSC ´la alternativa de izquierdas- se incorporó a la cuadrícula de la oposición presumiendo de músculo de soberanía para declarar caduco el autonomismo de antaño. Y la espiral de los dislates estos políticos amplificados  por columnistas acomodaticios, algunos vinculados con el gobierno o las formaciones que lo integraban, convirtieron el referéndum con una abstención superior al 50% en un éxito plebiscitario y clamoroso. Los materiales cambian, los procesos y las funciones de la impostura acaso no tanto.”
Me permito desde El Polemista reclamar aquí cierta ventaja de Martín Alonso por aquello de “a toro pasado”, aquel episodio además de la impostura en algunos casos también contiene el de la ingenuidad, una deslealtad como la que posteriormente ha protagonizado el nacionalismo catalán no podía estar prevista. Tampoco las consecuencias de la irresponsable campaña contra el Estatut de la derecha española.
A estas alturas el lector ya habrá caído en la cuenta que El catalanismo, del éxito al éxtasis es mucho más que un ensayo, es un libro de carácter científico entre la ciencia política y la sociología, la impresionante recopilación de citas, textos ajenos, tablas y cuadros, siglas, referencias, bibliografía, índices, lo confirman como una obra que será referencia en adelante en lo cualitativo y lo cuantitativo; y quizá, en vista de los acontecimientos, asistamos con fortuna a secuelas, el autor no debe dejarlo aquí.
Un reciente acto político conjunto de ERC, CUP y Podem Catalunya tiene como eslogan: “Que la prùdencia no ens faci traïdors” :
“Los últimos años no son los que contempla este libro pero la observación no ha perdido vigencia. Porque la parte negadora de la impostura, la insonorización o adiabasis, tiene tres piezas relacionadas: ocultar la vinculación del nacionalismo catalán con el nacionalcatolicismo, disolver la cuestión estratificacional (elitista y clasista) y enmascarar prácticas autoritarias e intolerantes impropias de una sociedad pluralista.”

La edición de El Viejo Topo ideal para este tipo de libro.

Lo dicho, El catalanismo del éxito al éxtasis será un referente indiscutible de estos años donde un proceso tan antidemocrático y demencial como lo que ha sido el Procés ha dominado la vida política de España, un país que presenta problemas pospuestos y agravados por este, sin paliativos vodevil que ha sido protagonista incluso en estos días que se disuelve de manera infame con el “no estábamos preparados”, “no era el momento” o la asombrosa afirmación de Oriol Junqueras de ERC desde prisión, “no había mayoría social”.

En Juan de Mairena (1936) de Antonio Machado ya había definido maravillosamente lo que hoy llamamos la posverdad y que es de lo que se nutre todo populismo, especialmente el nacionalista. (La cita es una de tantas en la obra reseñada)
"Un acto de fe- decía mi maestro- no consiste en creer sin ver o en creer en lo que no se ve, sino en creer que se ve, cualesquiera que sean los ojos con los que se mire, e independientemente de que se vea o de que no se vea."





Entre otros SOBRE CATALUÑA EN EL POLEMISTA:



Micronacionalismos, de varios autores, y, siete causas que subyacen: Valle de Arán, el Bierzo, Olivenza, La Moraleja, Cartagena, Petilla de Aragón y la Isla de los Faisanes.

Dioses útiles, naciones y nacionalismos de José Álvarez Junco, Breve historia del mundo de Juan Pablo Fusi, y, necesitados de análisis racional.

¿Cataluña en la encrucijada? No lo creo. Por Jorge Navarro Cañada

La gran vergüenza (La gran vergonya), ascenso y caída del mito Jordi Pujol de Lluis Bassets, Espías de Franco, Josep Pla y Francesc Cambó de Josep Guixà, y, presente y pasado de un proyecto extractivo.

1714 Cataluña en la España del siglo XVIII de VVAA, y, la Diada de la frustración.

Paciencia e Independencia de Francesc de Carreras, y, “avui paciencia, demà independencia”.

Anatomía de un desencuentro o Anatomia d’un desengany de Germà Bel, y los números de Artur Mas.

Burgesos imperfectes de Jordi Gràcia, y, la defensa de la disidencia intelectual.

El nacionalismo ¡vaya timo! de Roberto Augusto, y la trampa nacionalista.

Cataluña ante España de Albert Balcells, y la necesidad de diálogo entre Cataluña y el resto de España.

La Catalunya Soviètica de Ramon Breu y la fascinación revolucionaria de 1917.

Residuals o independents? de Jordi Pujol, y la desafección calculada.

Noves glòries a Espanya de Vicent Flor, y, ¿es anticatalana la identidad valenciana?

La mort de Bèlgica de Marc Gafarot, y en busca de Cataluñistán

Catalunya, España. Encuentros y desencuentros de José Enrique Ruiz-Domènec, y la desafección creciente.

La España de los otros españoles de Carles Bonet y el encaje de Cataluña en España.

España, capital París de Germá Bel y el debate autonómico

http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/01/espana-capital-paris-de-germa-bel-y-el.html






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